Unos pocos años antes de mi formación universitaria en Inglaterra, alguien me recomendó que leyera los trabajos de Adam Smith y de Karl Marx.
Aunque no estudié económicas, sí que esas lecturas fueron suficientes para darme cierta cultura sobre el mundo del dinero y de la empresa.
Como es normal, las empresas buscan un beneficio que está en función de la oferta y la demanda y los costes que conllevan fabricar un producto o dar un servicio.
Teniendo en cuenta todo esto, llegamos a lo que llamamos precio de mercado.
Nuestra asociación, que no es una empresa, practica el marketing social en la prestación de un curso de comunicación internacional con toda una serie de servicios asociados.
Sabemos perfectamente que pretender cobrar un precio de mercado puede no ser la mejor de las ideas.
Sólo queremos cubrir costes para poder poner en marcha nuestro proyecto social sobre el que puedes leer ampliamente.